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Calvus a la carrera
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Este día tormentoso lo recordaré siempre con cariño puesto que por momentos me sentí como un "caza tormentas" al ver cómo evolucionaban varios núcleos tormentosos y al salir del trabajo tomé la decisión de atravesar la enorme precipitación que me acechaba en vez de quedarme desde mi posición inicial. Llegué como alma que lleva el diablo hasta las afueras de una fábrica de miel y situarme a los pies de un camino con este curioso coche, jeje, y no pude tomar mejor posición para contemplar estas perturbaciones. Un regalo del cielo.
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